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Son tus Perjumenes mujer…

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viernes, abril 19, 2024

Antes del primero de julio, era muy común observar en la Unidad Administrativa Municipal UAM a esos grupos de hombres y mujeres chamagosos “del “San Luis de Abajo”, de ese San Luis profundo, el de pie o del democrático autobús haciendo gestiones para sus barrios y colonias; siempre por lo menos, con algo salían; después todo les cambió.

Si hoy usted va a la UAM, el escenario es otro. Pronto identificará la presencia de las encopetadas y perfumadas mujeres que acuden o que son parte ya de la plantilla laboral del nuevo gobierno municipal. Ubicará a esos chamacos y a esas damas de Las Lomas que llegaron arrebatando llaves para fumigar oficinas, asientos y respaldos porque según sus decires “había gorupos y chirriscuices”.

Usted ya no verá a tanto harapiento pidiendo una despensa, una beca o unos lentes; observará desfilar a impecables hombres de negocios, a picudos constructores, a prominentes comerciantes, a políticos exitosos en receso o con año sabático, bien trajeados, bien vestidos y oliendo a las mejores fragancias; saludando con señal de triunfo y diciendo “aquí estamos y venimos a saludar a los amigos”, se escuchó por ejemplo al ex Senador Octavio Pedroza Gaitán.

Cotidianamente, salen de sus apoltronados nidos burocráticos y burgueses para salir a los patios a disfrutar de un buen cigarrillo. A usted mortal potosino, esa mayoría de nuevos “servidores” lo miran como extraño, siempre con aire de chingetas y perdonavidas, virtud y característica de priistas y panistas que logran sobrevivir por mérito, influencia o recomendación de alguno que siente tener el derecho de incidir o de que se le tema por lo que hace, dice o escribe.

Después del primero de octubre, ¡que esperanzas! que usted vea en el estacionamiento de la UAM trocas, carcachas, bochos o tsurus de los 70s o los 80s, para nada, hoy usted podrá disfrutar del desfile de autos lujosos y camionetones que valen cerca del millón de pesos y que solo veía circular por la “Salvador Nava” o en los estacionamientos de La Loma, El Raquet o El Campestre.

Ahora los guarros proliferan, y no son los custodios del Alcalde de la capital, sino de todo tipo y color que parapetan esos curros que aseguran van a saludar a los amigos, aunque todo mundo sabe que, su presencia es para trabar arreglos, a pedir licencias o permisos de construcción, para hacer trafiques o mínimo para pedir impunidad para sus empresas, fraccionamientos o negocios que andan chuecos.

Con suerte, y muy excepcionalmente, vera usted alguna multitud de esos antorchistas menesterosos, que acuden no a reclamar servicios, sino a reconocerle al Alcalde por su apertura, sensibilidad y voluntad política por atender a las organizaciones sociales. Obvio que también vera a uno que otro líder mercenario que se la rifó con Xavier Nava.

Desde luego que ese reconocimiento lo dicen a micrófono abierto los dirigentes, porque para ser francos, a la inmensa mayoría que los acompañan, le ocurre algo así como a esos chuchillos de rancho que corren y se mueven despavoridos sin saber a qué van, pues solo el que corre adelante sabe porque ladra ya que los de atrás no saben ni que petardo truena; comprobado está.

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