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sábado, abril 20, 2024

Si la inconformidad o el deterioro en los niveles de popularidad y aceptación hacia presidente Andrés Manuel López Obrador continúan, aumentan y se intensifican, ningún partido político, por pequeño que sea, puede mostrar signos de una derrota anticipada para el 2021,- por el contrario,- si las manifestaciones en contra del mandatario nacional crecen, las elecciones en un par de años serán, sin duda alguna, altamente competitivas y sin un pasaporte de triunfo seguro para los candidatos de MORENA.

López Obrador podrá decir que toda oposición “es bienvenida” y que son los conservadores, los neoliberales, los panistas, los priistas, los traidores a la patria o todos los fifís que dejaron un cochinero; los que le armaron las marchas y expresiones de rechazo a su gobierno este domingo, no obstante, nadie puede negar ni ocultar que la inconformidad, la incertidumbre, la irritación y el desencanto hacia el gobierno de MORENA crece todos los días, y eso, puntualmente se lo hacen sentir en algunos medios y en las redes sociales.

En el contexto local, algunos observadores vienen asegurando que la competencia electoral por la gubernatura del estado será entre dos, es decir, solamente entre MORENA y el PAN. Ni al Revolucionario Institucional PRI, ni al PRD o al Verde Ecologista le conceden posibilidad alguna, sin embargo, habrá que mirar más allá de la Sierra de San Miguelito para entender una nueva realidad política potosina en la que todos los días se cuecen habas y surgen magos de las coyunturas, de los amarres finos y los agandalles.

En la hipótesis de que no habrá alianzas formales o de facto, arreglos cupulares, en lo oscurito o bajo la mesa; en este momento, el PRI es el partido que presenta en su carta, un menú más completo de opciones con respecto a otros institutos políticos. Más allá de esas mediciones que las empresas encuestadoras cotizan y cobran por presencias que van desde los 5 a los 50 mil pesos, el PRI tiene una batería más sólida de perfiles que podrían lograr, primero, la candidatura, y luego el triunfo en la gubernatura de la entidad en un par de años, todo dependerá del Güero.

Veamos: A diferencia de MORENA, del PAN, del PRD o del PVEM;- en el PRI,- cuando menos existen 10 aspirantes a suceder a Juan Manuel Carreras López. Todos, excepto uno o dos, son amigos de quien manejara la sucesión. Por su lealtad, trayectoria y experiencia política y administrativa, destacan: Joel Ramírez Díaz, Fernando Chávez, Alejandro Leal Tobías, Gustavo Puente, Carlos Jiménez Macías, José Ramón Martel, Enrique Galindo, Luis Mahabub, Sara Rocha, y obvio, el caballo negro que recientemente ascendió en el gabinete carrerista, quien por su lealtad y profesionalismo ha entrado en el juego de la sucesión: Daniel Pedroza Gaitán, actual Secretario de Finanzas.

Por el PAN, de no repetir Sonia Mendoza Díaz, que se quedó a 2 puntos porcentuales de distancia y rasguño la gubernatura hace 4 años, o bien, con Marco Antonio Gama, Xavier Azuara u Octavio Pedroza, la opción panista para competir con un riesgo mayor, es con el ex perredista Francisco Xavier Nava Palacios, actual Alcalde de la capital potosina, quien por cierto, todos los días se esmera justamente para no ser o para no lograr la estafeta panista, producto sus pifias, constantes errores y mal gobierno.

En MORENA las alternativas son menos. Juan Ramiro Robledo Ruiz, siente que es su oportunidad. Primo Dothe Mata, le apuesta a que su gurú lo proyecte y lo encamine en la vía de una negociación con el PRI; Gabino Morales, es un buen delegado, pero muy tierno aun para aspirar a semejante aventura. Quizá, AMLO opte por no meter las manos en San Luis Potosí, y dejar, en todo caso, que las cosas transiten y caminen en su propia dinámica, a menos que busque instalar a Esteban Moctezuma Barragán, quien asegura que sus antepasados tienen enterrado su ombligo en este golpeado estado.

La otra opción viable esta entre MORENA y el PVEM. Es de esperarse que el presidente López Obrador podría en un determinado momento palomear a un candidato de su partido, sin embargo, si el amarre con el PVEM es real, se madura y se concreta, lo más probable es que deje morir solo al candidato oficial morenista y empujar, en todo caso, con plena “luz verde”, con toda la maquinaria y los recursos a su alcance, a un candidato local al que ya los conservadores y neoliberales intentan desde ahora descarrilar y desprestigiar todos los días y por todos los medios.

Es de esperarse, que si el diputado federal José Ricardo Gallardo Cardona lograra eventualmente amarrar la candidatura en este mar de posibilidades y de alianzas naturales, la crucifixión será despiadada, cruenta y desigual. Le buscaran, lo exhibirán, le recordaran y trataran de impedir que llegue, no obstante de que hoy, en una encuesta por ahí bien resguardada en un cajón de palacio, lo coloca como virtual puntero, igual que hace 4 años.

Por lo pronto ya el ex perredista Emanuel Ramos Hernández, asumió la dirigencia estatal del Verde Ecologista de México, o sea. Hasta pronto

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