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En alguien debe caber la prudencia y la mesura

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jueves, marzo 28, 2024

 

Ya a la mitad de su gobierno, a Juan Manuel Carreras le debe resultar bastante incómodo, irritante y fastidioso tener que enfrentar las responsabilidades que implican el ser “el jefe político” en un estado. Primero porque pareciera que no encuentra la brújula y luego porque las cosas no le han salido como él las hubiese deseado.

Por reserva y sin precisar nombres, varios funcionarios, amigos, líderes de partidos, directores de medios y uno que otro empresario muy cercanos al gobernador, textualmente han dicho: “Al Güero le aterra la idea de entregar el 2021 la gubernatura a la oposición, así lo ha expresado.”, aseguran y añaden:

“Algunos le aconsejan que desde ahora “reviente” esa posibilidad porque sabe que si todo transcurre normal en esta elección, el siguiente escenario será que “el Gallardismo” ira directo por el gobierno del estado”. “Cierto que hay preocupaciones inmediatas como la conformación del nuevo Congreso, Villa de Reyes etcétera pero la pesadilla del 2021 ya comenzó y ya lo invadió”.

Temerarios agregan: “Su propia capacidad política no le alcanza para entregarle en primera instancia el gobierno al PRI o al PAN porque tampoco le ven posibilidades competitivas”. “De ahí su desesperación por destruir desde ahora a otro proyecto” “El miedo lleva a la exasperación y al enfado, y siendo así todo puede esperarse de él”, señalan.
Si estas versiones son verídicas, que grave. Que lamentable que un gobernador que desde el inicio de su mandato se le llegó a considerar como presidenciable, renuncie de esta manera a conducirse y comportarse como un verdadero jefe de Estado. Y es que en realidad no es otra cosa que la negación misma a esa nueva realidad política a la que nos hemos referido insistentemente.

Si en verdad Juan Manuel Carreras es la mano ejecutora o parte complaciente de una clara y abierta persecución política en contra de un proyecto político diferente, ello explica, cómo es que en solamente en algunos medios proclives a su mandato o comprometidos porque sus dueños son ahora candidatos del PRI a un cargo de elección popular, se extralimitan haciendo apología del acoso, y sobredimensionando el asecho mediático hacia sus adversarios.

Si a todo esto, el centro de la política nacional lo permite, me refiero a los hombres que rodean y soplan el oído a los candidatos del PRI, del PAN o del PRD no ponen un freno, no sugieren o no corren cortesías para bajar los ánimos, no dudemos que las cosas empeoren, que se enrarezcan más de lo que ya están en el batidero y que se salgan de control con consecuencias políticas desbordantes que solo pagarán los potosinos, nadie más.

Ahora bien, si se concede el beneficio de la duda, entonces es momento de Juan Manuel Carreras envié señales claras en contrario y que contribuya a que se desenmascare a quienes desde las entrañas del poder público y privado están prostituyendo el clima político-electoral. Si el gobernador no es responsable de la rebatinga, tan sencillo como que lo diga abiertamente y que con hechos lo demuestre. No debe olvidar que el silencio otorga, no hay de otra

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