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viernes, marzo 29, 2024

 

 

Mis mejores deseos en esta Navidad

En lo personal tendré la oportunidad de compartir con mis padres la llamada Nochebuena, desde pequeño me inculcaron que este tiempo es una excelente ocasión para acercarnos con las personas a quienes queremos y pasar un momento bonito. En mi infancia todo este ambiente festivo comenzaba con las tradicionales posadas, a decir, que a partir del dieciséis de diciembre  la mayoría de los niños acudíamos a la iglesia animados por “la reliquia” que consistía en una bolsita repleta de galletas, cacahuates y colaciones.

Desde que ingresaba al templo ya nos esperaba un señor barbado y canoso, con un bordón en su mano, golpeaba el piso y nos exigía no hiciéramos ruido porque el lugar era sagrado. Dos filas larguísimas de niñas y niños llenaban el lugar como ningún día del año; todos escuchando la retahíla de padres nuestros y aves marías, los villancicos y las jaculatorias: ¿“Jesús, José y María”? para responder: “yo te ofrezco por posada el corazón y el alma mía”.

Faltaba poco para que terminara, todos ansiosos para que se llegara ese momento, mientras tanto recorríamos las calles de mi pueblo hasta llegar a la puerta de la casa de los padrinos en turno. “aquí viven los que van a dar los dulces”, escuché decir a mi hermano, yo trataba de asomarme para ver si lograba verlos, pero estaban tan lejos que no me era posible. De regreso a la iglesia y luego de una hora y media aproximadamente, cada niño recibía su regalo, ello era lo más esperado, el ver y recibir tantos dulces juntos no lo cambiamos por nada.

En mi comunidad no había familias ricas, al contrario, todos pertenecimos a familias de muy bajos recursos, mis padres se esforzaban mucho para darnos el sustento diario, así que, el recibir ese pequeño obsequio era lo máximo. En medio de esa condición de necesidad fuimos niños felices, no hacíamos diferencia de entre la vida de opulencia y pobreza, no existían para nuestra edad esos parámetros socioeconómicos, era suficiente lo que nuestros papás nos podían ofrecer y lo hacían con un amor muy sincero, nada nos faltaba.

Esa ha sido mi mejor lección, que para ser feliz no hace falta rodearte de cosas materiales, sino de personas que te ofrecen una sincera amistad, libre de hipocresía, libre de soberbia, es mejor alejarse de esos seres que creen tener la medida de todo y por lo mismo  se creen superiores a cualquiera.

Cuando se es niño la navidad es el evento más esperado,  al menos para mí. A esa edad  en lo único que se piensa es en dulces y regalos, recuerdo mi carta a Santa: “Querido Santa Claus como en este año me he portado muy bien, te quiero pedir una bicicleta. Pero no se te olvide  ¿eh?” y es que siempre se la pedía. Uno no se da cuenta que Santa Claus también es de carne y hueso y que de tantas solicitudes que le hacen, olvida algunas o cambia unos regalos por otros. Ahora comprendo por qué tardó tanto en cumplirme mi deseo.

Al fin, me levante muy temprano, como nunca y ahí estaba mi bicicleta, bueno mi triciclo, no lo podía creer, miraba a mi alrededor buscando a quien me hizo el regalo para darle gracias, pero nunca lo vi, solo en fotos, en revistas y en la tele, pero estaba más cerca de lo que pensaba. Aquello parecía un sueño, sin embargo era realidad que me producía emoción y sin iguales sensaciones.

Ese era mi mundo, muy distinto al que ahora experimento, un mundo cargado de ingenuidad e inocencia, no es el mundo que en la actualidad descubro, en ocasiones pienso que fue mejor mi mundo infantil al de ahora, al menos no me daba cuenta de la otra cara de la navidad, en lo opuesto a ella está el rencor, la venganza. Cada vez estamos menos seguros de alcanzar la próxima fiesta navideña y no por nuestra edad, sino por la inseguridad que impera en la sociedad. Ya no podemos salir tranquilamente a las calles por el temor de que podemos ser víctimas de cualquier acto negativo.

Vivir esta Navidad como niños significa vivirla en casa, con las personas que sabes puedes contar ellas en todo momento, en las que no existe una doble cara: la de la bondad pero también la del engaño, la de la caridad pero junto con ella la del egoísmo, la de la oveja pero también la del lobo rapaz que solo busca el momento preciso para desaparecer a su presa, huye de esos lobos, entre  más lejos, mejor.

Deseo de corazón para todos una bonita Navidad al lado de los suyos, de sus seres queridos. Un abrazo con los mejores deseos para el año que se acerca.

 

gala7soc@hotmail.com

 

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